viernes, 23 de febrero de 2007

a veces creo que el destino me quiere suicidar....

El whisky es caro y la semana es larga.
Ya las píldoras de la felicidad no servían para nada, sino para adormecerme.
A veces un ruido cualquiera en la calle o en el departamento contiguo me despertaba,
y me ponía a llorar suavemente, sin rebelión, sin esperanza, sin un sollozo,
las lágrimas corrían de mis ojos ...